Existen varios tipos de energía, Aristóteles en su momento definió la energía como la capacidad de transformar, producir cambios, movimiento y trabajo; por lo tanto, de una manera simple podemos decir que la energía es la capacidad de transformar y producir trabajo.
A lo largo de la historia, la energía se ha estudiado de manera sistémica. Se han establecido leyes que gobiernan su dinámica transformadora, definiendo así diversas formas de energía.
Independientemente de su clasificación, la energía rige la vida, es decir somos energía, el planeta mismo y todo lo que en él habita, contiene, emite y recibe energía.
La energía está compuesta por átomos que vibran a cierta frecuencia según el estado de materia en el que se encuentran.
La vibración te sitúa en diferentes estados de conciencia dependiendo de tus pensamientos, tus palabras, tus emociones, todo ello logra generar estados vibratorios que permiten que te sintonices en cierta densidad o sutileza.
Cuando la frecuencia es baja, la materia es más sólida, pero si la frecuencia es alta, disminuye. Las encargadas de almacenar lo denso o lo sutil en nosotros, son nuestras células, que reproducen estos recuerdos almacenados en ellas.
Nuestro cerebro procesa pensamientos a partir de estos recuerdos, los cuales a su vez producen emociones asociadas, que se traducen en frecuencias vibratorias que se perciben en la energía que irradiamos.
Por eso es muy importante hacernos responsables de nuestros pensamientos, eligiendo bien a cuáles les damos cabida, porque de ellos se derivan nuestras emociones, palabras y acciones, para que nuestra frecuencia vibratoria sea más sutil y así poder cambiar nuestra realidad.
Todo lo anterior lo he tratado a nivel individual, sin embargo, la energía hace sinergia con las frecuencias afines, por lo tanto, las sociedades también están unidas por resonancia y por una frecuencia vibratoria.
De este modo se experimentan realidades colectivas que van desde regiones, países, continentes y a nivel planetario.
No es casualidad que haya ciertos países donde la calidad de vida sea mejor que en otros, evidentemente la frecuencia vibratoria colectiva es mayor, lo que aumenta el nivel de conciencia en ese lugar y la realidad que se vive es otra.
La energía colectiva impacta en todo momento, y la diferencia radica en la frecuencia individual al unirse con otra similar, el cambio inicia de manera individual, para después experimentarse en colectivo.
La energía colectiva ‘positiva’, impacta al planeta generando una nueva realidad en nuestra existencia.
Cambiar al mundo es posible, siendo cada vez más los seres conscientes y valientes que nos atrevemos a dar el paso, te invito a sumarte y ser parte del programa Pioneros del Cambio. Conoce toda la información en el siguiente enlace