La arquitectura es la muestra de la creación del ser humano; es la expresión principal de la Humanidad en sus diversos estados de desarrollo, ya sea como fuerza o como inteligencia.
Recuerdo como si fuera ayer, la primera vez que mis ojos en esta encarnación, contemplaron esta imponente obra construida por humanos. Era una fría mañana de invierno, donde la niebla cubría París, conocida como la Ciudad del Amor. El Amor, Pilar sagrado de IRB, representado por el fuego. Ese elemento capaz de transformarlo todo y que hoy entre sus abrazadoras llamas, consume una de las obras arquitectónicas más importantes de la historia de la humanidad.
Notre Dame, una imponente obra de arte, situada en la Cité, una isla en medio de la gran capital francesa. Cuyo origen tiene todo que ver con Egipto y la Diosa Isis, la Gran Diosa Madre, símbolo de la fecundidad y la maternidad. Estamos justo en este 2019 gestando la semilla del Amor, por unos nuevos 14 mil años. Estamos dando fin a lo viejo como lo conocemos hasta ahora, para darle paso a la nueva información que está ávida de salir a la luz y justo hoy vivimos este símbolo en la también llamada Ciudad Luz. Durante nuestra experiencia presencial del Programa Pioneros del Cambio vamos precisamente a vivenciar el último reducto del culto a Isis en Egipto, antes del dominio romano, ubicado en la Isla de Phile situada en medio del río Nilo, como si de una barca se tratara. Exactamente lo mismo que ocurre en la isla de la Cité en París, que se encuentra en medio del río Sena como si fuera una barca navegando por sus aguas. Y para cristianizar la figura de Isis, considerada por el cristianismo como una diosa pagana, se erigió en medio de la isla, la majestuosa Notre Dame que hoy arde en llamas.
Muchos secretos se escondían allí. Sus imponentes y coloridos vitrales, habían visto el paso de grandes acontecimientos históricos de fama mundial. Sus gárgolas siempre con sus rostros enigmáticos guardaban algo que permanecía oculto ante los ojos de los turistas que solo contemplaban este monumento como un templo más que visitar. Notre Dame fue guardiana de insondables misterios que no alcanzaron a salir a la luz.
Notre Dame fue siempre considerada una de las grandes obras arquitectónicas del arte gótico y aunque para el común de la gente, el término ‘Gótico’ tiene que ver los ‘Godos’, que marcaron la época, en realidad esta es una época donde la magia y la alquimia son artes escondidas para unos cuantos y que se camuflan a la vista de todos. El término gótico viene en realidad de ‘Goético’ que traducido sería ‘mágico’. Esto tiene que ver con el ‘art ghot’ -arte gótico-, que traducimos como ‘argot’, es decir, un idioma que solo entienden un grupo reducido de personas. Ese argot aparecía reflejado en la misma catedral de Notre Dame, donde a través de símbolos, existía un saber apto únicamente para unos pocos iniciados que comprendían los mensajes que allí se representaban para comunicarse entre ellos.
En esa época los enfermos acudían a Notre Dame para implorar a Dios que acabara con su sufrimiento, y éstos no abandonaban el recinto hasta que recibían curación a sus males. Estos enfermos tenían una capilla en la que había seis lámparas colgadas del techo, que les alumbraban durante su espera para ser curados. Los médicos encargados de pasar consulta hacían su labor justo alrededor de la pila bautismal, situada en la entrada de la basílica, donde se dictaban clases de Medicina durante el siglo XIV. Hoy es preciso que la auto inteligencia de nuestro organismo, un sistema perfecto, recobre su poder para reordenarse y volver a su soberanía, sin tener que pedir por nada, solo comprendiendo la capacidad ilimitada de auto curación.
Notre Dame más que una catedral, fue en realidad, el centro de la vida pública de París durante el medievo y el corazón del arte del saber y de lo oculto. Sus adornos y escenas decorativas hacían de ella una auténtica enciclopedia al aire, donde se recogían los conocimientos medievales que solo sabían interpretar los iniciados.
El arte y la ciencia de los viejos y grandes alquimistas quedaron plasmados en esta catedral gótica parisina, mediante las reuniones que realizaban todos los domingos (día de Saturno) en el Pórtico Principal de Notre Dame, tanto en la Puerta de San Marcelo como en la Puerta Roja, donde exponían el resultado de sus investigaciones y observaban los símbolos alquímicos que allí se representaban. Sin embargo estos símbolos fueron destruidos cuando fue revestida su fachada, eliminando los símbolos alquímicos y, aunque se intentó restaurarla, la Ciencia no recuperará lo que se perdió en ese momento.
Lo que hoy me lleva a significar su incineración el día de hoy justo en Semana Santa, es el simbolismo de su planta en forma de cruz latina, con muchos tintes alquímicos. Esta cruz es el jeroglífico del crisol en el que se encuentra la materia. En este caso, la materia del crisol significa el Cristo en el instante de la pasión. Representa el momento en el que la materia del crisol muere para resucitar purificada y transformada. Y justo hoy, antes de lo que se celebra como pasión de Cristo, ella muere consumida por el fuego en la Ciudad del Amor, la Ciudad Luz, para resucitar purificada y transformada en la Era del Amor. Para que los secretos salgan a la Luz desde el Amor, para que todo lo que ocultó durante años, pueda ser absorbido en el aire y reconocido por aquellos que estén listos a develar estos y muchos más secretos.
La construcción de la nueva Tierra está en nuestras manos. Develar todos los secretos y ser capaces de ver la perfección en todo cuanto suceda así nos afecte y nos duela desde el ego humano, es parte del poder de comprender que detrás de cada suceso, se esconde un gran regalo. Solo hay que estar preparado para abrirlo, percibirlo y utilizarlo a favor del bien común. Ya no más secretos guardados para unos cuantos que manejan desde el poder a otros. ES EL MOMENTO de develar secretos para que todos reconozcamos nuestro verdadero poder Divino
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