
Cuando me dispuse a escribir para un día internacional de la vida, me dio mucha risa. Mi primer impulso, fue pensar: ¿La vida requiere de un día especial de celebración? Si la vida no es una cosa, es un proceso. Además, se encuentra en TODO cuanto nos rodea. Todo es una manifestación de vida, entonces escribir acerca de la vida, sería casi como escribir un nuevo libro.

Sin embargo, hoy, quiero referirme, no a la vida que habita en cada célula, sino al proceso de vivir la vida que hemos decidido vivir al encarnarnos en esta manifestación divina que hemos decidido encarnar como individuos, pero a la vez, como parte de un todo. Y este proceso llamado vida, no existe manera diferente de conocerlo y experimentarlo, más que viviendo, estando vivo, fluyendo y disfrutando con la vida misma.

A veces, nos perdemos de vivir, mientras le encontramos un significado que nos convenza dentro de una filosofía o una teología. La vida no nos espera en ninguna parte, ni está escrita en ningún libro, ni forma parte de un destino pre determinado; la vida simplemente sucede en cada instante y cada segundo. No se encuentra en el futuro como una meta que alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, la vida se siente al respirar, en la circulación de la sangre, en el latir del corazón. Las explicaciones y los conceptos son necesarios para el ego. El ser simplemente fluye y vive.

La vida solo se descubre cuando se vive. El significado está dentro de cada quien; no hay que buscarlo en ninguna parte. Ni en un maestro, ni en las escrituras, ni en libros por más inteligentes que parezcan. El significado es solo una justificación, es una manera de atiborrar la mente con más conceptos que no explican nada. Y cuanto más se atiborra la mente de conocimiento –teniendo en cuenta que el conocimiento siempre es pasado, por lo tanto ya está muerto-, más torpes nos volvemos. El conocimiento intelectual adormece la sensibilidad y refuerza el ego.

La vida se contacta desde el corazón, desde el centro de nuestro ser que es el templo, el santuario. La vida es el todo, por lo tanto, no se encuentra afuera; para comprender la vida es necesario un viaje de regreso a ti mismo para morir al tiempo que te separa de tu esencia y morir al espacio que te separa de la unidad. Y morir forma parte de la vida; amar la muerte, es permitirse vivir, porque de lo contrario, nos estaremos protegiendo eternamente de la muerte y entonces nos privamos de vivir.

La respiración es vida. Y la respiración es inhalar -que es vida- y es exhalar -que es muerte- y todo esto sucede en un mismo instante. En cada inhalación se vive y en cada exhalación se muere. Cuando nacemos a la vida, inhalamos por primera vez y cuando nos vamos de esta encarnación, exhalamos por última vez. Pero no podemos exhalar si no hemos inhalado antes y no podemos inhalar, si no hemos exhalado antes. Por eso vivir es morir a cada instante y a cada instante resucitar.
La vida es eternidad. Todo ha existido desde el mismo comienzo, si es que hubo alguna vez un comienzo, y todo seguirá existiendo hasta el final, si es que va a haber un final. No hay un principio ni un final. Somos vida, aun cuando la forma cambie, los cuerpos cambien o la mente cambie. Lo que llamamos vida es solamente la identificación con un determinado cuerpo, con una determinada mente, con una determinada actitud. La vida es un proceso sin tiempo, más allá del tiempo. La vida se reinventa en cada instante, se libera de las viejas formas, fluye para permanecer fresca y joven.

Pero, sobre todo, la vida es una rueda de 360º y como tal, debe girar. Cuando la vida pareciera que no tiene sentido, es porque nos privamos de rodar, nos privamos de hacer consciencia de los 13 ejes que contiene nuestra rueda para que gire. Deja de ser divertida, deja de ser compartida, se enfoca en un par de áreas y se convierte en una meta que alcanzar; entonces pierde el sentido. Nos conectamos al “piloto automático” y dejamos de participar, de crear, porque nos aferramos a lograr la meta y entonces nunca tenemos tiempo para vivir. Nos envejecemos y morimos sin haber vivido.
Hoy, quiero dejarte con este par de preguntas:
