Hoy en Estados Unidos, se celebra una de las fechas Thanks Giving Day – Día de Acción de Gracias.
Mi costumbre desde hace muchos años, es SIEMPRE comenzar cualquier cosa que inicie, incluyendo el nuevo día, con gratitud. Y esta es una costumbre que hoy quiero compartir contigo en señal de agradecimiento, por formar parte de esta comunidad que le da todo el sentido a mi vida. Existen en la humanidad, dos padecimientos muy fuertes. El primero es la sensación de no ser suficiente y no tener suficiente. Y esto lleva indefectiblemente al segundo padecimiento que es estar incesantemente ocupado, tratando de conseguir más o ser más, con el fin de llenar el sentimiento interno de carencia.
Cuando se vive en una inconsciencia de escasez y pobreza, se abre la puerta a ser manipulados por fuerzas externas que nos hacen creer que vamos a encontrar la felicidad y la satisfacción si adquirimos o consumimos tal o cuál producto, o si vamos a tal o cuál lugar, o un sin fín de cosas externas que tenemos que “lograr” o “alcanzar”.
Nuestra preocupación por la búsqueda de la satisfacción interna por medio de fuentes externas, nos mantiene en un interminable círculo vicioso que nos distrae siempre esperando y esperando a que llegue la felicidad desde afuera.
El milagro de la práctica de la gratitud constante, es capaz de revertir este patrón de mirar hacia el exterior para la satisfacción, y al instante nos pone en contacto con todos los dones que ya están presentes en nuestra vida. Es como si mágicamente, cambiáramos el giro del movimiento de ese círculo vicioso que nos hace buscar constantemente la felicidad desde el exterior, por la generación de la felicidad desde el interior en conexión con lo de afuera. La gratitud es fácil de hacer en cualquier lugar y en cualquier momento. Lo principal es comenzar a hacer esta práctica cada vez más a menudo, y cada vez con mayor regularidad en tu vida, hasta que se convierta en parte de ti mismo y ya no tengas que practicarla, porque simplemente eres tú mismo.
Se ha descubierto, incluso científicamente, que una de las más rápidas y directas rutas a la restauración de la armonía y el equilibrio en nuestras vidas, es fomentando la gratitud y el reconocimiento. En el momento de pasar de un estado mental de negatividad o de juicio, a uno de apreciación, hay efectos inmediatos en muchos niveles del ser: la función del cerebro se vuelve más equilibrada, armonizada, y flexible; el corazón empieza a bombear de forma mucho más coherente y con ritmo armonioso; los cambios bioquímicos desencadenan una serie de respuestas saludables a través del cuerpo.
Es muy fácil agradecer un regalo, una situación feliz o agradable, agradecer por el aire que respiramos, por el techo que nos cobija, por un nuevo día de vida, por nuestra familia y nuestros amigos, por las fuentes de ingreso que nos permiten vivir una vida confortable, eso es absolutamente fácil. A lo que yo hoy te quiero invitar es a que aprendas a agradecer en tiempos difíciles. Que vuelvas la gratitud un estado permanente de tu vida. Que conviertas el dar gracias como un acto de afirmación radical para construir tu capacidad de resistencia.
La gratitud prepara el camino. La gratitud es la autopista a través del cual todo lo que creas en tu mente, se hace visible en tu realidad. La gratitud es el ingrediente fundamental que la sustancia invisible utiliza para devolver hacia ti, los recursos para que tus manifestaciones se hagan reales. Recuerda que todo lo que recibes es un regalo.
Desarrolla cada vez más la gratitud; deja que se convierta en tu estilo. Permanece agradecido a todos, incluyendo a aquellos que desde tu punto de vista te han hecho daño.
Cuando comprendes el sentimiento de gratitud y le permites penetrar en lo profundo de tu ser, comienzas a sentir gratitud por todo. Y cuanto más agradecido seas, menos te quejas y juzgas. Y cuando desaparecen las quejas, también desaparece el sufrimiento, ya que éste existe con la queja. Está enganchado a las quejas y a la mente propensa a quejarse. Es imposible que exista con la gratitud. Si quieres erradicar de tu vida la pobreza, la carencia, el sacrificio y el sufrimiento, simplemente agradece. Es el mayor secreto de la felicidad.
Y creemos también falsamente o de manera limitada, que agradecer es simplemente pronunciar la palabra “Gracias”. Y hoy quiero aprovechar este día, con una energía tan mágica, para contarte que la auténtica gratitud casi nunca logra encontrar palabras para expresarse a sí misma. La gratitud que encuentra palabras a veces se queda en un formalismo; porque todo aquello que es sentido con el corazón, inmediatamente va más allá de las palabras, de los conceptos, del lenguaje.
La gratitud se vive, brilla en tus ojos, emana como una fragancia por todo tu ser. Es la música de tu silencio, por eso es difícil de expresar con el sonido de las palabras.
La gratitud no tiene un objetivo externo ni tampoco interno. La gratitud es una experiencia que no está dirigida a nadie. Cuando llegas hasta el mismo origen de tu ser donde te sientes completamente fresco y libre, en amor puro, de pronto sientes una gratitud que no está dirigida a nadie, exactamente como una fragancia que sale de ti, simplemente se da, sin dirección alguna, ya no es un “gracias”, es un estado permanente de tu ser.
La existencia es tan perfecta en sí misma, que no sentir gratitud hacia ella es permanecer ciego, ignorante, inconsciente. Este universo es nuestro hogar. Procedemos de este universo y regresamos de vuelta a él.
Hoy te invito a que agradezcas, sin expresar palabra alguna y que simplemente experimentes el sentimiento de gratitud.