Vives coherentemente con tu propia Verdad.
Comprendes las leyes del dinamismo que pertenecen a una dimensión donde la lógica humana no alcanza…
Porque no se trata de la coherencia que nos enseñaron con la estúpida idea de que ‘hay que’ hacer las cosas para agradar a otros. No se trata de fingir estar feliz cuando estás triste.
Se trata de fluir con el hecho de que cada situación -incluso la que no tiene sentido aparente-, tiene su forma de desarrollarse y tiene una intención precisa.
Solo así reconoces cuál es el verdadero sentido de lo que pasa (que antes no veías), que es precisa para tu propia evolución.
La coherencia te permite como Gran Maestro, vivir en conciencia plena y permanecer alerta a las señales, para transformar lo que quieras y potenciar tu capacidad de hacer milagros.